Es domingo por la tarde, pero no uno cualquiera. El último de tus vacaciones. Has visitado sitios espectaculares, has disfrutado al máximo de los tuyos, has comido exquisiteces, te has relajado y has contemplado atardeceres con la misma alegría que cuando tenías 10 años. Estás en una nube.
Sin embargo, a medida que avanzan las horas la magia se desvanece y da paso a una cierta inquietud. Temes al lunes, al momento en que te suene el despertador. Adiós, siesta. Hola, estrés laboral. Sí, el síndrome postvacacional existe. Para que no te pille por sorpresa, en ALDI queremos explicarte qué es, qué síntomas tiene y cómo combatirlo. Nuestro objetivo: ayudarte a llevarlo lo mejor posible. ¿Empezamos?
El síndrome postvacacional, también conocido como estrés postvacacional, es un término muy empleado por los medios de comunicación a finales de agosto y primeros de septiembre. ¿Casualidad? No. Al acabar nuestras merecidísimas vacaciones podemos sufrir este trastorno adaptativo, cuando tenemos que readaptarnos de nuevo a las obligaciones laborales o incluso a la vuelta al cole. Y es que, en algunas ocasiones, la vuelta a la rutina tras unos días de desconexión puede acarrear una sintomatología similar al estrés. Suele ser un trastorno pasajero, sin demasiada importancia, pero en ocasiones puede requerir atención psicológica.
El síndrome postvacacional suele afectar a gran parte de la población, de ahí su enorme popularidad. Aunque no afecta a todo el mundo por igual, generalmente se caracteriza por un intenso decaimiento al reincorporarse al trabajo después del periodo de descanso. Vaya, lo que se conoce como “la tristeza postvacacional”. Y ¿quién no la ha sufrido alguna vez?
Las principales manifestaciones del síndrome postvacacional, circunscritas dentro del cuadro de la ansiedad y el estrés, son las siguientes:
Está claro que el estrés postvacacional no nos afecta a todos por igual. No obstante, sea como sea, cualquier tipo de estrés perjudica la calidad de vida y al rendimiento de la persona que lo padece. Así que no debemos restarle importancia. Mímate mucho durante las 2 o 3 semanas que suele durar.
No es frecuente, pero en ciertos individuos este síndrome se torna agudo, con todos los síntomas acentuados: ansiedad, malestar general, palpitaciones, sudoración e hiperventilación, así como taquicardias, temblores y cambios de humor, entre otros. Son estos casos los que precisan un abordaje profesional. Acude a tu especialista, cuida tu salud mental.
Hay ciertas conductas que debes poner en práctica para suavizar, sortear o superar el síndrome postvacacional. Sí, es posible. Para combatirlo con éxito, en ALDI te facilitamos los siguientes consejos:
Aunque cueste, si el síndrome postvacacional causa estragos en tu vida cada año, reserva unos días de calma al final de tus vacaciones. Deja esos últimos días para terminar de descansar bien y cargar las pilas como es debido, en lugar de exprimirlos al máximo. #ALDIconsejo: vuelve a tu vida de forma escalonada y lo más relajadamente posible.
Regresar con unos días de antelación es vital para prepararte física y mentalmente. No olvides que la vuelta a tu actividad laboral tras las vacaciones será bastante dura, así que facilítate la adaptación. Además, necesitarás tiempo para deshacer maletas, lavar la ropa, ordenar la casa y, por supuesto, llenar la despensa con tus productos favoritos de ALDI.
La idea es que vayas engañando a tu cuerpo, para que se vaya adaptando a los nuevos horarios de forma progresiva. ¿Cómo? Muy fácil. Una semana antes ve adelantando poco a poco la hora de despertarte y acostarte, así cuando suene el despertador y tengas que ir a desempeñar tus obligaciones te costará mucho menos. Prometido.
El primer día, tómatelo con calma. Déjate tiempo para adaptarte a la nueva situación, nada de objetivos imposibles. Programa tus actividades habituales en función de tu nivel de energía. Nada de cerrarte en ti mismo/a y trabajar con intensidad y mal humor. Imprescindible: evitar el estrés en el trabajo.
El síndrome postvacacional afecta al 30% de la población, aunque en mayor o menor grado los primeros días de rutina suelen ser duros para todo el mundo. Por eso, es fundamental que aproveches los tiempos de descanso para compartir tus emociones, no te las guardes para ti. Socialízate con tus compañeros. Ayuda y déjate ayudar.
Cuida tu cuerpo y mente. Después de volver de tus vacaciones es imprescindible que retomes tus cuidados habituales para que el síndrome postvacacional no se adueñe de tu vida. Por ejemplo, practicar ejercicio físico implica una dosis extra de endorfinas que te vendrán genial para reducir la tristeza a la hora de volver a desempeñar tus obligaciones.
Este punto es vital para encontrarse bien. Los especialistas suelen recomendar un descanso diario de unas 8 horas, que es el tiempo necesario para que nuestro organismo se regenere y rinda de forma saludable. No juegues con el sueño.
Que en las vacaciones nos desmadramos, está claro. Pero para llevar con la mayor dignidad posible el síndrome postvacacional es importante que evites algunas sustancias que pueden agravar la ansiedad. Por ejemplo: el alcohol, el tabaco o la cafeína. Por el contrario, apuesta por un plan de alimentación saludable y equilibrado. Vuelve a tus orígenes, a la dieta mediterránea. Claro que sí.
Obsesionarse con cosas que no tienen solución alimentará el estrés y agravará el síndrome postvacacional, tenlo por seguro. Cuando te llegue un pensamiento recurrente, intenta contrarrestarlo con uno o varios pensamientos alternativos. Que los hay. Solo es cuestión de práctica. Por ejemplo, es mejor pensar que mañana te reencontrarás con esa amiga de tu faena que hace semanas que no ves, que en el montón de papeleo que tienes que gestionar antes de finalizar tu jornada laboral. No te anticipes.
Como diría aquella famosa película de Bradley Cooper, quédate con “el lado bueno de las cosas”. Como todo, requiere su ejercicio mental y mucha paciencia, pero enfócate en el presente. Tómate el regreso a tu vida cotidiana con la mayor serenidad y calma posible. En este sentido es buenísima la práctica de mindfulness, que te enseña a pensar en el “aquí y el ahora”. Fundamental para evitar el estrés postvacacional. Y para ser feliz, “elemental mi querido Watson”.
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