Buenísima noticia. Para hacer un buen caldo de pollo casero, todo un clásico de nuestra gastronomía, no hay que ser ningún/a experto/a. Olé. Porque tan solo necesitarás ingredientes frescos de calidad, agregarlos a la olla y ponerlos a cocinar a fuego lento. Y esperar a ritmo de “chup, chup”, con una cocción como las de antes. La paciencia, como siempre, la pones tú. Y los recuerdos también.
En ALDI te podemos ayudar con el resto, además de facilitarte nuestra preciada receta y algunos prácticos consejos para que este caldito se convierta en un plato difícil de olvidar para los tuyos. ¿Empezamos a fabricar recuerdos? ¡Ponte el delantal!
Créenos cuando te decimos que el aroma que desprende nuestro caldo de pollo de la abuela es de otro planeta. Es-pec-ta-cu-lar. ¿Por qué no lo compruebas por ti mismo/a? Te confesamos nuestra receta.
Paso 1
Lava el pollo y sécalo bien con papel de cocina. Para darle todavía más sabor al pollo, dóralo en una cazuela con un poquito de aceite de oliva. Cuidado, sin pasarse. Retira el pollo cuando haya adquirido un ligero color tostado. Pela y corta la cebolla en rodajas. Aprovecha el mismo aceite y el jugo del pollo para rehogarla. ¡A por el siguiente paso!
Paso 2
Lava el puerro, corta el tallo en rodajas e incorpóralo al recipiente donde has preparado el pollo y la cebolla. Ahora vamos con la zanahoria y el apio. Pélalos y córtalos en rodajas. La patata, en cambio, después de sacarle la piel, córtala en dos mitades. Agrégalo todo a la misma cazuela. Como en ALDI apostamos por los platos con un plus de sabor, te contamos otro secreto: rehoga las verduras a fuego medio durante un par de minutos aproximadamente. Muy top.
Paso 3
Llegó el esperado momento, toca cocinar el caldo de pollo como lo hacían nuestras abuelas, con mucho love. Y sin prisa, claro. Introduce el pollo y las carcasas a la olla. Acto seguido, cubre con agua todos los alimentos y añade la sal, la pimienta y también la hojita de laurel. Cuando el caldo de pollo esté hirviendo, baja un poco el fuego y deja que siga la cocción. Importante: a fuego lento, como decía aquella famosa canción de Rosana.
Paso 4
Desgrasa el caldo de pollo sí o sí. Si has puesto cara de póker, tranquilidad, porque te contamos exactamente qué has de hacer y por qué. A medida que el caldito va haciendo “chup-chup”, comprobarás que la superficie se va cubriendo con una especie de espuma de color marrón clarito. No te asustes, es completamente normal, puesto que son los depósitos de grasa que suelta automáticamente el pollo. Como queremos que nuestro caldo de pollo casero tenga la menor grasa posible, debes extraerla. ¿Cómo desgrasar el caldo? Fácil, con la ayuda de una espumadera. Repite el proceso cada vez que se forme esta espumita durante la cocción.
Paso 5
Cuando lleve cociendo 2 horas mínimo, puedes apagar el fuego y empezar a colar el caldo de pollo. Precisamente la paciencia, el tiempo de cocción y el fuego lento son los secretos para que esta receta te recuerde a la que hacía tu abuela. Cumple estos requisitos, hazte con productos frescos de calidad y te sorprenderá el resultado. Prometido. Una exquisitez para los sentidos que siempre apetece.
Como te explicamos a continuación, un buen caldo de pollo casero siempre viene bien para hacer una rica sopa o utilizarlo como base para un sinfín de recetas más. Por eso, cuando te líes, líate. Es decir, que no te de reparo en hacer una buena cantidad, porque podrás conservarlo en el frigorífico (preferentemente en botes de cristal para que no pille sabor y con cierre hermético) hasta 3 días. Y, lo mejor de todo, podrás congelarlo de 2 a 3 meses sin que pierda ninguna de sus propiedades. Ideal para tener siempre en casa.
#ALDIconsejo: si te has aficionado a la cocina, sabrás que es indispensable contar con un sabroso caldo de pollo para cocinar otras preparaciones. Por este motivo, también te aconsejamos que lo congeles en moldes de cubitos de hielo. Es una buena manera de dosificarlos y después poder enriquecer tus recetas cuando quieras. ¿Lo ideal? Usar moldes de silicona, puesto que facilitan la extracción. Y con tapa, para que el caldito de pollo no se contamine con sabores y olores de otros alimentos que tengas en el congelador. Hazte con ellos.
El caldo de pollo casero puedes degustarlo tal cual, bien calentito en tu tacita favorita, o bien usarlo como base en una rica sopa de pollo con fideos y verduras. Tú decides. A su vez, este plato tan reconfortante es excelente para elaborar un gran número de preparaciones culinarias, por ejemplo: un delicioso consomé o un caldo navideño de escándalo u otras recetas de Navidad, así como un exótico ramen, ideal para los que quieren viajar sin salir de casa.
Igualmente, es un ingrediente básico en recetas de arroces o en guisos y estofados de cuchara, entre otros platos. Por todas estas razones, el caldo de pollo casero nunca debería faltar en ningún hogar. Lo dicho, atrévete con nuestra receta de la abuela y arrasarás. Palabrita de ALDI.
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