Tener unas buenas conservas de tomate natural nunca está de más, pues es uno de los ingredientes que solemos usar a menudo en nuestro día a día para hacer salsas, guisos, gazpacho y salmorejo, zumos, mermeladas y, para los más atrevidos, ¡incluso cócteles!
Contar con esas conservas nos ahorrará mucho tiempo y en más de una ocasión nos sacará de un apuro. Asimismo, el tomate en conserva casero aportará a tus platos un sabor mucho más auténtico y natural, y además es un producto de temporada, así que es el momento perfecto para elaborar nuestras conservas de tomate y beneficiarnos de un mejor sabor a un menor precio.
En este artículo te contamos todas las claves para preparar de forma muy sencilla tres tipos de tomate en conserva: entero, triturado y frito, para que siempre tengas a tu alcance este ingrediente tan preciado y rico, y no tengas que prepararlo de nuevo. Las cantidades dependerán del volumen de conservas que se deseen. ¡Sigue leyendo!
Para conseguir unas ricas conservas de tomate entero, lo primero que debes hacer es escaldar los tomates en una olla al fuego. Este primer paso te permitirá pelarlos con mucha facilidad. Un truco: si antes de escaldarlos les haces una pequeña cruz con el cuchillo en ambos extremos, ¡todavía se desprenderán de la piel más fácilmente!
Una vez estén pelados, introdúcelos en unos cuantos frascos de cristal previamente esterilizados y añade un par de cucharaditas de zumo de limón. No olvides presionarlos un poco con un utensilio de madera procurando que no quede aire en su interior, pues podría estropear tus conservas. Puedes meterlos enteros o bien troceados, según te convenga, y añadir aceite de oliva para que se conserven durante más tiempo.
Ponlos al baño maría durante unos 30 minutos para que queden bien cerrados herméticamente asegurando que el agua los cubre en su totalidad. Déjalos enfriar encima de un paño de cocina y boca abajo durante un par de horas para conseguir que hagan el vacío.
Si lo que quieres es preparar unas conservas de tomate triturado, el procedimiento es todavía más sencillo: tan sólo tendrás que lavar bien los tomates, triturarlos en la batidora, añadirles unas cucharaditas de zumo de limón y guardarlos en tarros herméticos de cristal.
Sobre todo, recuerda que antes de rellenar los botes de cristal debes esterilizarlos.
También es conveniente que cierres tus conservas al vacío repitiendo el proceso anterior: cierra los frascos, ponlos al baño maría durante unos 30 minutos y déjalos enfriar posteriormente boca abajo durante unas dos horas.
Si eres de los que prefiere el tomate frito al triturado, para elaborar tu propia conserva de salsa de tomate frito sólo tendrás que lavar bien los tomates para después colocarlos en una cazuela al fuego con un poco de aceite de oliva y sal. A continuación, mantenlos a fuego lento durante una hora aproximadamente removiendo de vez en cuando hasta que consuman su volumen a la mitad.
Después, tritura los tomates en la batidora y rellena los tarros de cristal de tu elección previamente esterilizados con el contenido. Llévalos al baño maría durante 30 minutos, déjalos enfriar boca abajo durante dos horas y… ¡voilà!
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