Ariadna empezó a nadar con tres años en cursos infantiles, pero no fue hasta los 10 que ingresó en su primer club de competición. Al principio, la joven nadadora competía con personas sin discapacidad, hasta que en una actividad organizada por la ONCE descubrió el mundo del deporte paralímpico.
En el 2015, con 17 años, decidió trasladarse a Madrid y convertir la natación en su prioridad. Sacó el máximo partido a la oportunidad que se le brindó de competir internacionalmente con esfuerzo y dedicación, lo que le valió una medalla de bronce en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. Conoce el resto de su historia y ¡contágiate de su energía!
“Mis padres me apuntaron a natación para prevenir posibles accidentes en la piscina de casa. Fue a partir de los 15 años cuando descubrí el deporte paralímpico y empecé a competir con gente con discapacidad visual como la mía.
Para mí, la superación es encontrar soluciones a las dificultades u obstáculos que te encuentras en el camino, ya sea por la propia discapacidad o por las circunstancias que se dan en la vida.
La discapacidad, a pesar de todo, me ha dado los mejores momentos de mi vida. He tenido la oportunidad de competir en natación adaptada y vivir una vida de deportista de élite. Para ello, la actitud es fundamental: todo lo que he conseguido ha sido gracias a mi actitud positiva y a la confianza en mí misma.”
Ariadna Edo Beltrán, nadadora profesional
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