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La relación entre la alimentación y el estrés es un aspecto crucial para mantener un bienestar general. Adoptar hábitos saludables no solo beneficia al cuerpo, sino también al sistema nervioso. En este artículo, veremos cómo la dieta puede influir en la gestión de la ansiedad y el estrés.
El estrés puede tener un impacto significativo en la calidad de vida y en la dieta. Una alimentación saludable proporciona los nutrientes esenciales para la función psicológica, aunque también influyen factores sociales, genéticos y de salud. Una mala gestión del estrés puede desestabilizar la dieta y empeorar el estado de ansiedad asociado.
El consumo de ciertos alimentos durante episodios de ansiedad o estrés se relaciona con la satisfacción del hambre emocional. Diferenciar entre el hambre real y el emocional es fundamental para manejar la ansiedad y mejorar el bienestar:
Para manejar mejor el estrés, es importante seguir una alimentación equilibrada y consciente. Para ello, es importante mantener una despensa con opciones saludables y evitar almacenar alimentos que se asocian al hambre emocional. Además, también es útil reconocer los momentos vinculados a este tipo de hambre.
Despensa saludable: alimentos frescos y poco procesados como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y aceite de oliva. Evita los ultraprocesados con azúcar, sal o grasas.
Una buena planificación alimentaria también puede ayudar a manejar mejor el estrés:
Ingesta regular: No dejar pasar demasiado tiempo entre comidas.
Entorno sosegado: Comer en un ambiente tranquilo y sin pantallas.
Masticar bien: Comer despacio y ser consciente de los alimentos que se ingieren y sus características sensoriales.
Además de una buena alimentación, incorporar técnicas de relajación y actividad física puede ser beneficioso. Estas prácticas, cuando se realizan regularmente, pueden ayudar a mejorar el bienestar general y a reducir el estrés si se practican regularmente, algunos ejemplos son:
Cuando el estrés tiene un impacto considerable en la calidad de vida, debemos buscar la ayuda de un profesional. Contar con un apoyo sanitario especializado puede ofrecer herramientas y estrategias adicionales para gestionar el estrés o la ansiedad.
Es común pensar que la suplementación de vitaminas, minerales o extractos de plantas puede ayudar a manejar el estrés, sin embargo, estos hábitos no han demostrado mejorar la gestión del estrés o la ansiedad.
Además, los alimentos altamente procesados y ricos en grasas saturadas también pueden afectar negativamente al estado de ánimo y al bienestar general.
Por otro lado, saltarse comidas o seguir dietas extremadamente restrictivas puede llevar a una desregulación de los niveles de glucosa en sangre, provocando irritabilidad y fatiga.
En resumen, manejar el estrés y la ansiedad a través de una alimentación consciente y saludable es posible. Diferenciar entre hambre real y emocional, planificar las comidas, y adoptar hábitos alimentarios y de relajación adecuados son algunos pasos para mejorar el bienestar y la salud del sistema nervioso.
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