¿Sabías que la cerveza es la bebida fermentada más antigua de la humanidad? Y no solo eso, también es la bebida alcohólica más consumida en todo el mundo. ¿Cómo te quedas? Con ganas de saber más, fijo. Y es que siempre que hacemos referencia a este elixir de los dioses, nos surgen las preguntas típicas: dónde, quién, cómo y cuándo se inventó la cerveza. ¿Conoces las respuestas? Tic, tac, tic, tac…
Como sabemos tu afán por ella (especialmente cuando la disfrutas bien fresquita), en ALDI te hemos preparado un post en el que profundizamos sobre el origen y la historia de la cerveza, además de algunas curiosidades muy curiosas que te gustará saber. ¿Brindamos? ¡A tu salud!
Hay evidencias históricas que atribuyen el origen de la cerveza a los sumerios de Mesopotamia (Oriente Medio). Aunque, lo cierto es que hablar de su invención es como preguntarse quién descubrió el fuego. No se puede asignar a alguien en concreto, ya que pudo darse de forma coetánea en distintos lugares del mundo. Nunca lo sabremos a ciencia cierta.
Se dice que la aparición del pan está indiscutiblemente ligada al origen de la cerveza, puesto que la fermentación de la harina con el agua es la base de ambos manjares. La diferencia radicaba básicamente en la proporción de agua. Si contaban con más harina que agua, se elaboraba pan. En cambio, si había más agua que harina, producían cerveza.
Por último, sobre cuándo se inventó la cerveza, podríamos afirmar que hay varias evidencias arqueológicas que remiten su consumo al año 7.000 aC. De hecho, la prueba más antigua es una tablilla en la que se observa una escena muy curiosa, en la que varias personas están tomando cerveza de un mismo cántaro. Fascinante.
Es maravilloso saber que la historia de la cerveza es casi tan antigua como la de nuestra civilización. Esta bebida fermentada a partir de cereal ha evolucionado a lo largo de los años, aquí tienes un resumen:
La primera receta de cerveza de la que se tiene constancia se encontró en el pueblo sumerio. La deidad de esta preciada bebida, la diosa Ninkasi, explica como las mujeres se encargaban de producir pan de cebada especiado y lo dejaban fermentar en unas tinajas con agua. Y de ese proceso surgió la primera cerveza, tal y como te hemos explicado con anterioridad. Una verdadera proeza.
Los egipcios perfeccionaron la receta de la cerveza que, junto al pan o la cebolla, era la protagonista indiscutible de la dieta básica de gran parte de la población. Además, atribuyeron su invención al Dios Osiris. Fue en la época faraónica cuando se empezó a producir la cerveza de forma industrial. Tal fue su auge que llegaron a elaborar, nada más y nada menos que ¡4 millones de litros por año!
Los griegos heredaron la bebida nacional egipcia por antonomasia, así como sus métodos de producción y recetas. La llamaban “vino de cebada” y se podría decir que fueron poco aficionados en consumirla. Aun así, triunfó una variedad de cerveza a base de cebada, uva y miel, que ha vuelto a resurgir en el siglo XX gracias a varias herramientas de la arqueología molecular. Bravo.
Los romanos tomaron el relevo a la civilización griega, es decir, la devoción por el vino. La cerveza, por aquel entonces, se consideraba un brebaje típico de los pueblos bárbaros con los que estaban constantemente sumidos en conflicto. Curiosamente, el enemigo fue quien introdujo los toneles de madera al Imperio Romano, en el que fermentar, guardar y transportar sus cervezas.
Como consecuencia del triunfo de los bárbaros, el consumo de cerveza se disparó por todo el norte de Europa. La auténtica producción cervecera se concentró en los monasterios. En el año 1000 se descubre el lúpulo, un ingrediente vital para otorgarle el sabor y el aroma que conocemos hoy en día. La abadesa Santa Hildegarga de Bingen fue la primera en agregarlo a la cerveza antes de fermentarse.
Época importante para la fórmula de la cerveza, pues se comprobó que el lúpulo prolongaba exitosamente la duración de esta bebida fermentada. Los flamencos fueron quienes transportaron este ingrediente a Inglaterra y, aunque los lugareños tardaron en incorporarlo a la cerveza, lo aceptaron hacia el año 1600. Por este motivo, durante ese periodo de transición se diferenciaban las cervezas con lúpulo importadas de Europa continental de las que no contenían lúpulo, las tradicionales “ale”.
Por fin se acaba el monopolio de la producción de la cerveza por parte de los monjes, que pasó a manos laicas. Empiezan las regulaciones sobre la cerveza (nobleza bávara y el duque Guillermo IV), con la “Ley de pureza de 1516”, donde se establecía que este brebaje solo debía contener agua, malta y lúpulo. Una curiosidad: ¿sabías que esta medida se prolongó hasta el siglo XIX?
Tras su declive, los monjes se ponen manos a la obra y descubren la baja fermentación y las cervezas Lager. La sorpresa fue cuando el duque de Albercht V prohibió su fabricación entre abril y septiembre. De esta ordenanza surge la idea de conservar la cerveza en almacenes o lagered durante los meses de invierno, dando lugar a un fermento más claro y estable.
El maestro cervecero Joseph Grolle, que lideró una cooperativa cervecera en la ciudad de Pilsen, descubrió una cerveza que pudo competir con las lagers oscuras de Baviera. Nació el estilo pilsener, una cerveza dorada y transparente como nunca antes se había conseguido. Sin duda, un año que marcó la historia de la cerveza, ya que es una de las variedades más preciadas actualmente en todo el mundo.
Esta época marcó un antes y un después en la historia de la cerveza. ¿El motivo? Porque paulatinamente se fueron sustituyendo las casas y las pequeñas fábricas de producción por imponentes industrias. Contaban con extraordinarios avances, originando una gran repercusión a nivel mundial. El ferrocarril, la microbiología, el envasado y la refrigeración hicieron que la cerveza se posicionara como una bebida muy popular en todo el planeta.
Gracias a la calidad y diversidad, la cerveza experimenta su máximo esplendor y es que el modo de concebir esta bebida alcohólica ha cambiado. Nacen nuevas tendencias y movimientos que promueven la recuperación de las cervezas más tradicionales. Por ejemplo, las desaparecidas witbier belgas de trigo, o las amargas y las aromáticas India Pale Ale (IPA). Especialmente desde los 90 hasta la actualidad la cultura cervecera se vuelve más intensa que nunca, una gran noticia para el sector. ¿Nos vemos en el Oktoberfest?
>> Se acerca el buen tiempo y, con él, las ganas de salir y pasar buenos ratos con nuestros seres queridos, ya sea con un día de picnic o barbacoa, unos aperitivos originales para sorprender o una paellita con el arroz bien suelto, como te gusta. ¿Qué podría estropear un planazo así? Sin ninguna duda: la cerveza caliente. En ALDI te contamos unos trucos infalibles para saber cómo enfriar la cerveza rápido. Al lío, que la sed aprieta.
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