¿Sabías que existen más de 20 sabores diferentes? Y tú que pensabas que, aparte del dulce, salado, amargo y ácido, no había mucho más allá. Pues resulta que sí, mira tú por dónde. Afortunadamente, en el mundo del maridaje solo debemos tener en cuenta los más básicos; si no, nos haría falta una tesis para entender este arte. Porque sí, el maridaje es un arte con todas las letras y en mayúsculas. ¿Que no sabes de qué estamos hablando? Quieto parao’ ahí, cocinitas, que te lo explicamos alto y claro.
Como les gusta decir a los winelovers más filosóficos, el maridaje es un arte que se caracteriza por potenciar los sabores combinando la comida con el vino que mejor se adapte a ella. Ahí queda eso. Hay miles de combinaciones posibles, y su objetivo último es crear sensaciones diferentes para que podamos disfrutar al máximo de nuestras comidas o cenas más especiales. Lo mejor es que, con un pelín de maña y teniendo en cuenta las diez reglas básicas del maridaje que vas a leer a continuación, podrás crear tus propias combinaciones para sorprender a tu pareja en una cita o a tus colegas del trabajo en una cena de empresa. ¿Empezamos?
Antes de entrar en detalles, debes tener claros los 10 mandamientos básicos del maridaje. ¡Toma nota (y una copita de vino para amenizar esta masterclass)!
Palabra de ALDI.
Parece que hoy te has levantado con ganas de convertirte en sumiller profesional, ¿eh? Pues adelante, winelover. Para empezar a crear combinaciones únicas, debes tener en cuenta tres aspectos fundamentales: los métodos de semejanza y contraste, la importancia del menú y el peso.
Una vez conoces las reglas básicas del maridaje de vinos, puedes pasar a aprender los dos métodos más populares para experimentar con este arte: el maridaje por semejanza o por contraste. El primero requiere que tanto la comida como el vino compartan alguna de sus características, ya sea el color, la textura, el sabor o incluso la temperatura (esta última nos ha dejado delulu hasta a nosotros, no te vamos a mentir). Algunas ideas para maridar en base a este método pueden ser combinar un delicioso tiramisú con un vino dulce o, si no quieres fallar bajo ningún concepto, un solomillo de cerdo con boletus y salsa de vino tinto con el mismo vino que hemos utilizado para cocinar el platillo. Te coronas seguro.
El maridaje de vinos por contraste, en cambio, consiste en generar sensaciones opuestas a través de combinaciones de vinos y platos con características contrarias. Según este método, nunca deberíamos recurrir a un vino con alto nivel de alcohol cuando nos enfrentemos a comidas picantes, como alguna carne con salsa chimichurri, ya que tanto el alcohol como el picante acaloran a los comensales. ¿Cuál crees que sería el mejor vino en este caso? Te dejamos unos segundos para repasar los 10 mandamientos del principio. 3, 2, 1… ¡los vinos secos! Correcto.
El orden de los factores sí altera el producto. Por eso hay una norma muy importante que no te puedes saltar si quieres parecer pro: tanto los vinos como los platos se ordenan por intensidad a lo largo de toda la comida o cena, de menos a más. Un orden adecuado para cualquier menú empezaría con un vino blanco o rosado suave acompañando a los entrantes o aperitivos, seguidos de tintos suaves, tintos más maduros y, para el postre, vinos dulces. ¿Lo has apuntado?
Y ahora llega el que es, a nuestro parecer, el método más difícil de entender...vamos a ello. Para empezar, tienes que aprender a lo que nos referimos con el concepto «peso» en cada caso. En los alimentos, el peso depende de la dificultad para digerirlos, la cantidad de grasas que contienen, la intensidad de sus sabores, etc. Gracias a estas características podemos definir un plato como pesado o ligero y asociarlo con un vino de su mismo peso. Y en los vinos sucede exactamente lo mismo, pero diferenciamos esta pesadez en función de la cantidad de alcohol que incluye, el tiempo de maduración o la concentración de taninos, entre otras características.
Como conclusión rápida, los vinos más ligeros son los blancos jóvenes, que pueden maridar con platos ligeros como ensaladas; y lo más pesados, los tintos gran reserva, que pueden maridar con guisos y otros platos de cuchara. ¿Todo claro?
Estos son los métodos más habituales para maridar vinos, pero ni mucho menos son una verdad universal. Lo que manda aquí son siempre tus gustos. Así que, si no te gusta un tipo de vino y te tienes que saltar algún mandamiento, te lo perdonamos. Pero porque eres tú, ¿eh? Ah, y si has comprado una botella de vino pero se te ha olvidado el abridor, no te preocupes, te contamos cómo abrir una botella de vino sin abridor para que no te quedes sin disfrutar de tu maridaje.
Ale, a llenar tu vinoteca con los vinos que tenemos en los supermercados ALDI y a disfrutar del arte del maridaje. ¡Ya nada te va a saber igual!
¿Qué mejor manera de disfrutar un buen vino que acompañarlo con una comida deliciosa? Aquí te dejamos tres recetas perfectas para maridar con tu vino favorito en cualquier ocasión.
>> ¿Te ha gustado este artículo? No te quedes solo con esto, descubre más ideas y consejos para llevar tu estilo de vida al siguiente nivel.
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