El vinagre es un ingrediente esencial en muchas gastronomías. Y no es casualidad, pues se emplea para sumar gusto y aroma a múltiples elaboraciones culinarias, entre otros usos domésticos. Como no podía ser de otra manera, existe una gran variedad de tipologías, las cuales disfrutan de unas propiedades organolépticas particulares, que hacen que su carácter sea único y especial.
Si te estás preguntando si todos los vinagres del mundo mundial sirven para lo mismo, la respuesta es “no”. En ALDI te mostramos cuáles son los distintos tipos de vinagre y sus funciones culinarias específicas, para que aprendas a sacarle el máximo partido a tus recetas. Toma ya.
En ocasiones, la humanidad descubre cosas maravillosas por casualidad. La invención del vinagre es el ejemplo perfecto. De hecho, el primero se elaboró sin querer, gracias a que algunos barriles de vino se agriaron al entrar en contacto con el oxígeno durante varios meses. De ahí su nombre, proveniente del latín ‘vinum’ que significa vino y ‘acre’ que quiere decir agrio. Vaya, que “El buen vinagre, del buen vino sale”.
Afortunadamente no dieron por perdida la producción, puesto que se dieron cuenta que se podía usar con fines culinarios, de conservación e incluso para la limpieza. Un aplauso, por favor.
Aunque fue a partir de la fermentación del vino como se descubrió, en la actualidad no todos los tipos de vinagre provienen de él. En este sentido, podemos encontrar vinagres más sofisticados elaborados a partir de frutas fermentadas, como las manzanas o los higos, cereales o miel. Veámoslos.
Es el vinagre más usado en España, Portugal, Francia e Italia. Por algo será, ¿verdad? El vinagre de vino es rico en sales minerales, hierro, calcio, sodio, magnesio, zinc y potasio. Se produce a través de la fermentación de la uva y, en función del vino de partida, ofrece diversos usos en cocina. Por ejemplo, el vinagre de vino tinto se emplea fundamentalmente para potenciar los sabores de legumbres y guisos de la abuela y, como no, en recetas con salsas y carnes. Y para aderezar ensaladas. Un must have que no puede faltar en tu cocina.
Es un tipo de vinagre que se usa con mucha frecuencia en nuestra gastronomía. Presume de un sabor muy intenso, fruto de una concentración elevada de ácido acético. Para su fabricación se suele usar maíz, melaza o caña de azúcar. No lo uses en ensaladas, pero sí para guisar carnes blancas o para marinar ciertos alimentos junto con otras especias. Además, es ideal para elaborar conservas.
Lógicamente este tipo de vinagre se obtiene a partir de la fermentación de la sidra. Su carácter afrutado y menos ácido que el vinagre de vino, resulta una opción excelente para condimentar ensaladas, carnes blandas (cordero al horno), mariscos y pescados, además de otros platos fríos y templados. Fíchalo.
¿Sabías que este tipo de vinagre fue el primero que consiguió la Denominación de Origen en España? Y es que, como su nombre indica, es el que se elabora a partir de los vinos generosos del marco de Jerez, en Cádiz.
Son muy fáciles de distinguir, por su tonalidad oscura y sus aromas y sabores muy pronunciados. Asimismo, tienen un toque de barrica que varía en función de su maduración (de 6 a 10 años o más). Por este motivo, el Vinagre de Jerez es uno de los más valorados por los/as grandes chefs, tanto en ensaladas, sopas frías, platos de cuchara o recetas de carnes, como con quesos y postres. Sublime.
Si lo que te apasiona es explorar nuevos sabores de cocinas exóticas sin salir de tu casa, el vinagre de coco es tu nuevo best friend. Y es que este vinagre de carácter bastante suave es un básico de la gastronomía del sudeste asiático, especialmente de países como Tailandia. El vinagre de coco se produce mediante un proceso de fermentación de la savia de los cocoteros o del agua de coco, que suele durar entre 45 y 60 días aproximadamente. Se usa para aliñar y aderezar, marinar e incluso adobar.
¿Quién no conoce esta variedad de vinagre? Y es que ha arrasado en nuestro país en las últimas décadas. Originario de la región italiana de Emilia-Romaña, se produce con mosto fresco de uva y se deja macerar entre 5 y 12 años. Su sabor es fuerte, así que debe emplearse con mucho cuidado en cocina, ya sea para comer en crudo (ensaladas) o combinado con platos de carne roja o de caza en general.
#ALDIconsejo: para saber que un vinagre balsámico es auténtico debes consultar la etiqueta sí o sí, pues está regulado por una Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Se tiene la creencia popular que puede ser el tipo de vinagre más antiguo, porque ya lo utilizaban los antiguos egipcios. Está elaborado a partir de la fermentación del hidromiel, es decir, una mezcla de miel, agua y levadura. Se trata de un vinagre pajizo, muy perfumado y con un sabor ligeramente ácido y dulzón. Es el match perfecto para tus preparaciones agridulces y vinagretas, así como para marinar tus recetas de carnes y pescados. Ahí queda eso.
Es un vinagre que se obtiene con granos malteados de cebada. Se caracteriza por ser muy aromático y de sabor ligeramente amargo, que recuerda al producto que le dio su origen; la cerveza. El vinagre de malta se emplea para encurtidos y como aderezo de pescados y patatas fritas (es el tradicional del fish and chips inglés). ¡Ah! Si quieres una vinagreta fácil y que enriquezca el sabor de tus ensaladas, prueba de mezclar una cucharada de vinagre de malta con aceite de oliva virgen extra. Lo más.
Esta clase de vinagre se obtiene de la fermentación y descomposición del arroz. En algunos casos, para su elaboración se puede combinar con otros cereales, tales como mijo, sorgo o trigo. Por ello, no te extrañará saber que es el más consumido en Japón y China, principalmente para aliñar el arroz del sushi, junto con azúcar y sal. Como se trata de un vinagre mucho más suave que sus compañeros e incluso destaca por sus matices dulzones, también se puede emplear para curar pescados. Una maravilla.
A pesar de que no gozan de demasiada popularidad, los vinagres de frutas (elaborados mediante la fermentación de su zumo natural) son un reclamo ideal para otorgarle un toque extra de frescor a tus ensaladas o incluso para darle más sabor a tus carnes blancas al horno o a la plancha. Tienes muchas opciones, pero las que más nos gustan son: vinagre de mango, de frambuesa, de higo o de piña.
>> ¡Atención! El vinagre va mucho más allá de la cocina. En efecto, también se emplea para: infinidad de trucos caseros de limpieza (limpiar el microondas, desinfectar el fregadero, limpiar el horno…), para eliminar el pulgón de tus plantas, desinfectar tus frutas y verduras de forma sostenible o quitar manchas de la ropa en un pispás. Cuando descubras su poder, créenos, no podrás vivir sin él. Compruébalo.
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