Ay, las abuelas. Que se aparte el mejor chef del mundo si nuestra abuela puede cocinarnos los platos de toda la vida. La cocina fusión y todas esas recetas modernas de hoy en día están muy bien, pero nada se compara con el sabor de las sopas de tu abuela. Y si nos permites ser más específicos, de su inolvidable sopa de cebolla. ¿Recuerdas ese olor a sopa que salía de la cocina, atravesaba la puerta principal e inundaba el portal cuando tu abuela cocinaba? Pues con la receta que te hemos preparado, puedes seguir sus pasos y deleitar a los tuyos con un delicioso plato de sopa de cebolla. Porque las tradiciones así (y los sabores) deberían ser eternos, como nuestras abuelas.
Fácil
70min.
4 Raciones | |
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Ingredientes: | |
5 | cebollas |
1 barra | pan baguette |
1 l | caldo de ternera |
150 ml | vino blanco seco |
30 g | mantequilla |
100 g | queso rallado emmental |
10 g | harina de trigo |
aceite de oliva | |
pimienta | |
sal |
¿Cómo te quedas si te decimos que en esta receta solo vas a tener que trabajar diez minutos? Aunque el tiempo total del plato es de una hora y diez minutos, durante la mayor parte del proceso solo tendrás que admirar cómo se cocina tu sopa en la olla. Mientras tanto, puedes limpiar, dedicarte a otras tareas del hogar o, mejor aún, tomarte un rato de chill. Tu yo más productivo lo va a agradecer, al igual que va a agradecer que comencemos ya. Así que… ¡al lío! Pela, lava y corta la cebolla en juliana.
En una cazuela, calienta el aceite y la mantequilla a fuego medio. En cuanto se haya derretido, añade la cebolla cortada y una pizca de sal, y déjala cocinar hasta que veas que la cebolla se ha vuelto translúcida. También puedes caramelizar la cebolla, pero para ello vas a necesitar más tiempo. Si lo tienes, ¡adelante!
El contador se ha vuelto a poner a cero, lo que significa que es hora de añadir a la cazuela la harina y, minutos más tarde, el vino blanco y pimienta al gusto. Una vez hecho, remueve y cocina hasta que se haya evaporado todo el alcohol.
Para asegurarnos de que el alcohol se ha evaporado por completo, contamos con un chivato en el proceso: el olor. Huele el vapor que sale de tu olla y, si no detectas el olor a alcohol tan característico, a otra cosa. También puedes fijarte en el líquido de la sopa: si es homogéneo, no queda alcohol; en cambio, si notas que hay dos líquidos distintos, tendrás que esperar un poco más.
¡Aquí no se para! Cuando se haya evaporado todo el alcohol, tendrás vía libre para añadir el caldo de ternera, de pollo o de verduras y dejarlo cocinar media hora. Si queremos ser puristas, la receta tradicional de sopa de cebolla de la abuela se hace con caldo de ternera, pero si prefieres un sabor más suave, puedes elegir cualquiera de las otras opciones. ¡A tu gusto, cocinitas!
Mientras la cazuela está emitiendo ese chup-chup tan placentero para nuestros oídos, corta la barra de pan en rebanadas de unos tres centímetros de ancho. Después, mójalas con un chorrito de aceite de oliva y hornéalas a 200 º hasta que adquieran su característico color dorado.
Sin prisa, pero sin pausa, hemos llegado al último paso. Ahora, prepara varios recipientes aptos para horno y coloca una ración de sopa en cada uno. Después, añade una o varias rebanadas de pan sobre cada ración y echa queso rallado por encima. ¡No escatimes: cuanto más queso, más sabroso! Luego, mete la sopa en el horno y déjala ahí dentro unos 5 minutos a 200 º para conseguir que el queso se gratine. Pasado ese tiempo, sirve a tus comensales. ¡Buen trabajo, cocinitas!
Si vas a preparar la sopa con antelación para consumirla al día siguiente o más tarde, no cocines el pan ahora. Cocina solo la sopa y prepara el pan justo antes de servir. De este modo, las rebanadas no se empaparán demasiado y mantendrán su textura crujiente.
>> Más fácil, imposible, ¿verdad? A veces, leemos «sopa», «guiso» o algo por el estilo y nos cerramos en banda pensando que la receta será demasiado complicada para nosotros. Pero nada más lejos de la realidad. Prueba de ello es esta sopa de cebolla, el estofado de pavo, el cocido madrileño tradicional o cualquier otra receta de nuestra sección de platos de cuchara. Aunque no lo creas, comer caliente es fácil, sano y económico. ¡Pásate al team del plato hondo!
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